domingo, 21 de marzo de 2010

EDUCACIÓN - SUEÑOS Y REALIDADES


El pasado 1 de marzo miles de niños, adolescentes y jóvenes volvieron a las aulas, llevando bajo el brazo sus materiales educativos y en su mundo interior sus sueños, esperanzas, ideales de cosas a lograr según sea el estímulo que sus padres, familia y circulo o entorno social le haya motivado; junto a ellos, cientos de niños ingresarán por primera vez al sistema educativo.

Algunos tendrán la oportunidad de asistir a los centros de educación inicial y la mayoría de ellos –de las zonas rurales irán de frente al primer grado por que no tuvieron la oportunidad ni la posibilidad de acceder a un centro de formación inicial, se integrarán con la incertidumbre propia de quien ingresa por primera vez a un mundo desconocido, con sus dudas, temores, propios de su edad y que observamos siempre al inicio del año escolar en las escenas que se presentan en la puerta de ingreso de estas instituciones.

En este grupo etáreo que está entre los 3 y 6 - 7 años de edad, son los padres los que concurren con sus sueños y esperanzas con la ilusión de ver a sus hijos convertidos en hombres de bien, en ciudadanos dignos, probos y honestos, con la esperanza que la escuela responda al encargo social que les están encomendando.

El segmento mayoritario es el de niños adolescentes y jóvenes que ya transitan los diversos grados de la formación académica, la alegría del reencuentro con los amigos y maestros se expresa en sus sonrisas cristalinas propias de aquellos espíritus juveniles que sueñan, desean, anhelan calor humano, protección, amor y conocimiento para incorporarse y responder en mejores condiciones a los retos que deberán asumir al culminar sus estudios.

En los clásicos discursos de apertura del año escolar seguiremos repitiendo y escuchando frases preconcebidas y repetidas hasta el cansancio que podemos resumir en “la educación es la base fundamental del progreso y desarrollo” o “los niños son el futuro del país” asumiendo que ambas frases expresan anhelos y aspiraciones del colectivo social y siendo los estudiantes el objeto y sujeto del proceso docente educativo.

La pregunta es si los actores principales del proceso formativo estamos asumiendo con responsabilidad nuestros roles y funciones.

La necesaria articulación entre padres de familia, maestros y servidores públicos que actuamos en representación del Estado es sumamente débil y en muchos casos contradictoria y confrontacional debido a los intereses opuestos que expresamos y que indudablemente repercuten en la escuela.

La precaria economía de las familias de las zonas rurales y el bajo nivel educativo – recordemos que es muy poco lo avanzado en la post alfabetización- no permiten el necesario acompañamiento que los niños deben tener en la tarea educativa dentro del h

ogar.

Sin embargo, hay que destacar el permanente esfuerzo de los padres por mejorar la educación de sus hijos, es invalorable su esfuerzo y sacrificio para enviar a sus hijos a la escuela, su participación y compromiso en las tareas de gestión y mejora de la institución educativa es muestra de ello, aun cuando son convidados de piedra en la elaboración del perfil del alumno o de la programación curricular del centro.

Creo que los padres de familia podrían asumir un rol mas activo dentro de la escuela y particularmente su aporte en relación a la escuela y su contexto, quienes mas que ellos para aportar en el conocimiento del medio y las necesidades formativas de sus hijos para incorporarse al mercado laboral y productivo, así hasta los analfabetos estarán en condiciones no sólo aportar sino de guiar el auténtico proceso formativo de sus hijos.

De otro lado, los docentes, uno de los protagonistas principales de este proceso se encuentra muy debilitado en relación a su necesario liderazgo y es paradójicamente el propio estado quien se ha encargado de minar su prestigio, su imagen, su calidad y capacidad profesional no sólo con los discursos altisonantes de algunos gobernantes, sino con capacitaciones y evaluaciones que no buscan convertir sus debilidades en fortalezas sino cuestionar sus capacidades.

A pesar de ello los docentes apuestan a su propia mejora permanente, son ellos los que financian su permanente formación y capacitación, sino veamos como todas las Universidades públicas y en especial las privadas a través de sus “programas especiales” han encontrado en los maestros un nicho económico sumamente importante.


Respecto al Estado basta señalar que el 6% del PBI destinado a educación establecido en la propia Ley General de Educación sigue siendo letra muerta, la negativa a transferir a las regiones programas como el PRONAMA, el PRONACAF, Elaboración de materiales educativos y el arrebato de funciones a las regiones como el nombramiento y contratación docente, la municipalización y la ley de la carrera pública magisterial sólo reflejan posiciones centralistas y antidemocráticas por su escasa participación de los propios actores a los cuales se pretende servir.

Desde nuestra región y la responsabilidad ocasional como servidor público asumimos que democratizar, descentralizar y realizar un trabajo transparente y sin corrupción sigue siendo nuestro principal esfuerzo.

En los albores del siglo XXI, en plena “Sociedad del conocimiento” la descentralización y la participación en la Gestión del conocimiento es un imperativo político y ético que brinde la oportunidad al involucramiento de todos los actores para que el resultado del proceso educativo de formar hombres para la vida y el trabajo deje de ser una categoría conceptual, que los sueños y utopias den paso a la expresión objetiva de una hermosa realidad: hombres nuevos dentro de un mundo nuevo.



Walther Zunini Chira
Director regional de Educación

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